En primer lugar, aplicando el principio de conservación de la energía mecánica, vamos a calcular la velocidad que llevaremos al final del tobogán. Consideraremos que la única fuerza que realiza trabajo es nuestro peso. Para este cálculo debemos medir, o estimar, la altura del tobogán.
¿Esta velocidad sería la misma si el que se tira del tobogán fuera un niño de pocos años? ¿Por qué?
En segundo lugar, aplicando el principio de la energía mecánica, vamos a calcular la velocidad que llevaremos al final del tobogán. Consideraremos que un 20 % de la energía mecánica se pierde (deja de ser útil) por rozamiento. También calcularemos el valor de la fuerza de rozamiento. Para este cálculo debemos medir, o estimar, la longitud del tobogán.
Esto es todo.