Fundador de la física
clásica, que mantendría plena vigencia hasta los tiempos de Einstein, la obra
de Newton representa la culminación de la revolución científica iniciada un
siglo antes por Copérnico.
En sus Principios
matemáticos de la filosofía natural (1687) estableció las tres leyes
fundamentales del movimiento y dedujo de ellas la cuarta ley o ley de
gravitación universal, que explicaba con total exactitud las órbitas de los
planetas, logrando así la unificación de la mecánica terrestre y celeste.